Después de su presentación el verano pasado y tras meses de espera, por fin hemos podido probar el nuevo Mac Pro. Vamos a publicar un artículo en dos partes, la primera con un resumen de impresiones y algunos datos técnicos. La segunda con un vídeo en el que lo veremos en acción, ya disponible aquí.

1. Antecedentes.
A nadie se le escapa que Apple ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Durante sus primeros veinte años de existencia, la empresa organizó su mercado alrededor del mundo de los profesionales creativos. Diseñadores y gente de posproducción audiovisual éramos el grueso de sus clientes. Apple trabajaba para nosotros y nosotros trabajábamos, en buena medida, para Apple. La llegada de las iCosas abrió los intereses de la empresa a un público muy amplio, lo que fue arrinconando el porcentaje de ventas al sector profesional hasta un nivel prácticamente simbólico en el total de su cuenta de resultados.
Las máquinas estrellas del sector profesional, especialmente del audiovisual, han sido desde hace décadas el Power Mac y después el Mac Pro. Este último heredó el chasis del PM G5 del 2003, que en su momento fue recibido con entusiasmo pero que, 10 años después, era manifiestamente mejorable.
Estoy convencido de que Apple pensaba cargarse el Mac Pro. No se entiende de otro modo la desidia en su desarrollo durante los últimos años, especialmente a partir de 2010. Máquinas que costaban varios miles de euros no contaban con tecnologías disponibles desde hace muchos meses en otros equipos más modestos. Todos tenemos en mente los Thunderbolt, USB3, GPUs modernas, procesadores, placas base o RAM de última generación. Todo se había quedado viejo en la gran y pesada máquina de escritorio de Apple. Estoy especulando, pero creo que el cambio en la dirección de la compañía resucitó la idea de una máquina de escritorio de gama alta sin monitor.
En estas, cuando no sabíamos si el Mac Pro era un fantasma del pasado, llegó junio de 2013 y Apple presentó el nuevo modelo. Un chisme, por encima de todo, vanguardista. Un alarde de diseño industrial con unas tripas a la altura de las estaciones de trabajo más potentes del mundo PC. ¿Es lo que el mundo profesional estaba esperando? En parte, no. Mucha gente hubiera preferido «una caja de madera cutre» con tal de poder modificarlo o ampliarlo sin necesidad de añadir periféricos. Pero no nos engañemos, ese no es el estilo de Apple, siempre obsesionada con el minimalismo y últimamente con la miniaturización. ¿Nos gusta? Sí, mayoritariamente, sí. Tiene apuestas firmes como la expansión vía Thunderbolt 2 y la potencia bruta apoyada en los procesadores Xeon y las GPUs FirePro. Desconocemos las ventas del equipo en estas primeras semanas, pero los rumores cuentan que no dan abasto a fabricarlos y los retrasos en las entregas confirman que el nuevo Mac Pro está siendo un éxito.
2. Primeras impresiones.
Puesto sobre el escritorio, el equipo parece cualquier cosa menos un ordenador. Silencioso hasta no poder determinar si está encendido o apagado, su superficie refleja todo lo que tiene alrededor, lo que hace que cambie de apariencia a lo largo del día. El cilindro parece haber salido de una película de ciencia ficción, no sabemos si para dominar el mundo o para recibir bolas de papel arrugado. Pesa, se calienta y a veces hasta echa aire por la parte superior, pero raramente produce sonido alguno. El manojo de cables que salen de su parte trasera lo hace más terrenal, pero aún así tiene un aire misterioso.
En el capítulo de rendimiento, el Mac Pro va rápido. Muy rápido. Es otro nivel. Para empezar por su almacenamiento interno PCIe, que da velocidades de transferencia cercanas a 1 GB por segundo. Photoshop o Final Cut Pro X se abren casi instantáneamente. Proyectos que en otros equipos se mueven con torpeza, aquí se deslizan fluidamente. Todas las aplicaciones que hemos probado van muy muy bien. Casi podríamos decir que la experiencia de usuario es otra, la respuesta del equipo es diferente. Yo he trabajado con casi todos los Macs de los últimos 20 años y he tenido esta sensación otras veces, es parte de la evolución tecnológica. El problema es que con un Mac Pro llevábamos casi 8 años sin experimentar una mejora significativa.
3. Las cifras.
El equipo que hemos probado lleva un Xeon E5 con ocho núcleos a 3 GHz, dos FirePro D700 con 6 GB de VRAM cada una, 32 GB de RAM y 512 GB de almacenamiento. Una configuración que cuesta casi 7.000€. Sí, es mucha pasta. Casi la misma que en su día costaba un Power Mac 9600. En la tradición del «millón largo» que hemos tenido que soltar los usuarios de Apple cuando queríamos estar a la última. En una situación económica «normal» es un dinero que un profesional puede amortizar relativamente pronto. En el momento actual, con lo que estamos pasando en el sector creativo, no hay duda de que hay que pensárselo.
Pero no nos equivoquemos, para los componentes que lleva dentro, no es caro. O mejor, no tiene un precio disparatado. El básico cuesta unos 3.000 € y es una máquina «suficiente» en casi cualquier situación. Una configuración muy sólida puede rondar los 5.000 €, y si lo queremos «todo», tendremos que soltar casi 10.000€. En esto debemos hacernos siempre la misma pregunta, ¿realmente lo necesitamos si no podemos pagarlo? Es decir, ¿para qué gastarse ese montón de dinero si no es para sacarle rendimiento? Existen alternativas más económicas, los iMacs, los portátiles y por supuesto el mundo PC. Es decir, en la mayoría de casos, si no puedes pagarlo, es muy posible que en realidad no lo necesites.
En el capítulo de rendimiento, en esta primera parte vamos a centrarnos en pruebas «de laboratorio» más que en tests con aplicaciones. Para empezar, el rendimiento del almacenamiento PCIe es sencillamente espectacular, más de 900 MB de lectura y escritura según el medidor de Blackmagic Design. Todos sabemos que un disco duro rápido es fundamental para mejorar la respuesta del sistema, por eso todo parece tan ligero en primer término. Comparado con los 100 y pico MB que da un disco SATA como el que llevaban los anteriores Mac Pros, la diferencia es decisiva.
Sobre el procesador, el octocore da 26.075 puntos en GeekBench 3 a 64 bits y 1.219 en Cinebench. Unos resultados que lo sitúan en la parte alta de las estaciones de trabajo. El iMac i7 tope de gama ronda los 14.000 puntos y echa chispas.
Respecto a la capacidad de procesamiento de las gráficas, el rendimiento es bueno en OpenGL, llegando a 88.24 fps en Cinebench, y espectacular en OpenCL, superando unos 3.500 puntos de vértigo en el test Luxmark. Comparativamente, la ATI 5770 que traían de serie los Mac Pros anteriores apenas supera los 400 puntos, y la gráfica más potente de la actual gama iMac, la GeForce GTX 780 M, da un resultado de 470 como demuestra la captura que nos ha cedido Falele. En este campo, las D700 arrasan y no olvidemos que esto es muy importante en el mundo del vídeo. Además de permitirnos conectar múltiples monitores 4K, tanto nervio en la GPU hará volar programas como Final Cut Pro X o DaVinci Resolve.
Cabe destacar que al tratarse de GPUs de AMD no disponen de CUDA, el sistema de aceleración de Nvidia que usan algunas aplicaciones. Si bien es cierto que cada vez más programas pueden usar también OpenCL, es un factor importante a considerar si el programa (o la parte del programa, como en el caso del Raytracing de After Effects) solo puede beneficiarse de aceleración vía CUDA. En este momento no es posible utilizar tarjetas gráficas en chasis de expansión Thunderbolt, aunque es un problema solucionable por software, así que quizás en un futuro podamos poner una tarjeta Nvidia en un periférico externo si esto es fundamental para nuestro flujo de trabajo.
4. El futuro.
Puede parecer un poco precipitado hablar del futuro de una máquina que apenas acaba de llegar, pero en el desarrollo a medio plazo del equipo está a buen seguro la clave de su consolidación. Algunos componentes son fáciles de actualizar por parte de Apple. En mi opinión el salto de rendimiento se produciría con la incorporación de dos procesadores. Desconozco si esto es factible a nivel técnico, pero espero que sí. De hecho, actualmente dos procesadores de 6 núcleos son mucho más baratos que uno de 12 y van a frecuencias más altas. Intel tiene en el roadmap de los próximos meses Xeons con hasta 18 núcleos, pero la llegada del doble procesador sería muy positiva. También el HDMI 2 parece una actualización que verá la luz en la segunda generación, así como nuevas tarjetas, quizás RAM más rápida. Veremos cuando aparecen estas actualizaciones, pero su frecuencia será la prueba definitiva del compromiso de Apple con el sector profesional, especialmente con el audiovisual, que suele ser el que más músculo necesita en sus herramientas de trabajo.
Para terminar, si aún no te has decidido por la nueva máquina, aquí tienes nuestros consejos para actualizar tu viejo Mac Pro.
4 comentarios
Magnífico análisis, como era de esperar, hay que ver como viven algunos… Yo, por supuesto, «hubiera preferido una caja de madera cutre” y ahí me habéis tocado el corazón (del hackintosh). Por mi parte cada día uso menos cosas de Apple, pero sigo adorando ese puñetero S.O.
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Según el análisis de Ars Technica es una obra maestra de ingeniería. Ningún procesador se calienta más de lo necesario y el soft que regula el ventilador de aspas irregulares está ajustado a tope para que gire justo lo necesario. Una pasada.
Es un equipo con un presente impresionante y un futuro muy prometedor.
http://arstechnica.com/apple/2014/01/two-steps-forward-a-review-of-the-2013-mac-pro
Interesante artículo de opinión
Lo de la botella de vino es muy top, ¿habrá unboxing? :D
Parece que permitirá Crossfire… pero en Windows (vaya telita)
Para CUDA, gráficas en cajas externas por Thunderbolt
Solo les falta hacer un pack que incluya Final Cut X preinstalado como hacen Sony, Microsoft y Nintendo con los packs de las consolas
Saludos