Tradicionalmente, los portátiles profesionales de Apple han estado presentes en todos los ámbitos del mundo de la posproducción, por ser máquinas potentes y fiables. En los últimos tiempos la mayoría de los equipos de la manzana han dejado de disponer de tarjetas gráficas dedicadas, con la excusa de aumentar la duración de la batería y evitar problemas de sobrecalentamiento. Además, Apple ha apostado por las gráficas AMD en sustitución de las Nvidia en prácticamente toda su línea de equipos, tanto portátiles como de escritorio. Para comprobar como ha ido este cambio, hemos podido probar durante unos días el MacBook Pro Retina 2015 de 15″ con la gráfica AMD Radeon R9 M370X de 2 GB de memoria GDDR5, un modelo que cuesta 2.799 € en España después de la importante subida de casi todo lo que se vende en el AppleStore por culpa (o eso dicen) del nuevo cambio Dólar-Euro.
Lo primero que destaca del MBP 2015 es el diseño, extremadamente delgado y elegante. En este artículo tenéis varias imágenes para poder comparar este equipo de 2015 con sus predecesores de 2001 y 2008. Como veréis ni siquiera lleva una conexión Ethernet porque, sencillamente, no cabe de altura. A mi personalmente me daría igual que fuera unos milímetros más grueso si eso fuera en beneficio del rendimiento, pero ya sabemos que la línea marcada por Apple lleva la miniaturización como bandera.
En lo técnico, lo más destacable es el asombroso rendimiento de la memoria flash, que proporciona velocidades de vértigo con la consiguiente aceleración de prácticamente todos los procesos. La Samsung’s SM951 PCIe está cerca de alcanzar la cifra imposible de 2.000MB/s en lectura.
Sobre la pantalla, ya conocéis las ventajas de las retina, es una maravilla trabajar con ellas. Eso sí, las condiciones de iluminación han de ser adecuadas para que el dichoso acabado brillo no nos moleste. Ya hemos dicho muchas veces que preferimos las pantallas mate, aunque es cierto que el brillo en los últimos modelos es menos acusado. En cuanto a la resolución, en el modo de más espacio los menús quedan bastante pequeños, pero se puede trabajar una vez que te acostumbras. Para el mundo de la posproducción se hace muy necesario un segundo monitor, que puede funcionar hasta a 4K/UHD a 60Hz vía Thunderbolt 2. Precisamente son estas las conexiones estrella de MBP, junto a un par de USB3, auriculares y el HDMI, que puede usarse como salida de vídeo en FCPX. Como de costumbre, se echan de menos más conexiones USB y casi es imprescindible hacernos con un HUB USB3 o mejor un Dock Thunderbolt 2 como el de Elgato, que nos proporcione conectores adicionales.
Hablando del rendimiento con aplicaciones, el equipo de desenvuelve con soltura en Final Cut Pro X o DaVinci Resolve. La memoria flash hace que los programas se abran muy rápido, Photoshop por ejemplo prácticamente en el acto. El hecho de que la gráfica sea AMD supone un handicap para programas que usen CUDA, aunque ya sabéis que el OpenCL es utilizado por un buen número de programas de pospo. Una cosa llamativa es el funcionamiento de los ventiladores cuando usamos procesador o GPU intensivamente. El equipo sopla mucho con renders o previsualizaciones, no sabemos si esto será un problema a largo plazo, pero resulta bastante inquietante, al menos en verano que es cuando hemos probado la máquina. La CPU Intel i7 es la misma que llevan los equipos de años anteriores, Haswell de 4 núcleos, lo que supone cierta decepción puesto que muchos esperábamos que el MacBook Pro 2105 contara con chips Broadwell.
En cuanto a la fluidez del trabajo, se pueden mover con soltura archivos de todo tipo, tanto H264 como 4K, incluso en programas como Resolve cuyas exigencias de hardware son muy altas. Como siempre es determinante donde se encuentran nuestros brutos, ya que la memoria flash interna no suele ser suficientemente grande como para tener material. Destaca especialmente la velocidad de exportación en Final Cut Pro X, que en el test OpenCL BruceX da un resultado por debajo de los 50 segundos, que para un portátil no está nada mal.
Otra de las novedades estrella es el trackpad Force Touch, que ya se puede usar con aplicaciones como QuickTime, si bien muchos de los que nos dedicamos al mundo de la posproducción no podemos prescindir de el ratón o la tableta gráfica.
En resumen, este equipo de 2015 no supone un avance muy grande con respecto a la generación anterior y su precio es elevado, pero si necesitas un portátil Mac es una solución que te sacará las castañas del fuego unos cuantos años. Si no te corre prisa comprarlo, es previsible que el año próximo se produzca un salto de generación de procesadores con los recién presentados Skylake, llegue el más que prometedor Thunderbolt 3 y quien sabe si se incorporarán pantallas 4K.
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