En pleno proceso de migración hacia Apple Silicon, el Mac Studio es uno de los ordenadores mejor acogidos en los últimos tiempos por el sector audiovisual afín a Apple. Su complemento natural, el Studio Display, nació con algo más de polémica debido al precio y al elevado coste de sus extras. Hemos probado ambos equipos, principalmente con DaVinci Resolve y los hemos comparado con otros Macs muy populares para poder tener referencias reales.
El nuevo ordenador de sobremesa de Apple se presenta en dos configuraciones principales, versión Max y Ultra. Ambas están claramente diferenciadas en el precio, el Ultra cuesta prácticamente el doble, pero exteriormente son idénticos. Eso sí, el modelo superior pesa casi un kilo más debido a los materiales del disipador y sus puertos frontales son Thunderbolt 4 en lugar de USB-C Gen2 del Max. Dicho esto, una de las cosas que primero hay que preguntarse es si merece la pena pagar el doble por el Ultra. Sobre el papel, la fuerza bruta del Ultra es el doble que la del hermano pequeño. A estas alturas encontraréis por la red muchos test de rendimiento técnico, pero nosotros hemos preferido hacer pruebas reales con DaVinci Resolve Studio 18. Y además, compararlos con dos iMacs que probablemente todos conozcáis, el modelo i7 con 4 núcleos y el i9 con 8.
Para empezar, vamos con las especificaciones de los 4 equipos. Tomaremos como referencia base un iMac 5K de 2017 con un procesador i7 de 4 cores a 4.2Ghz, 24GB de RAM y una gráfica Radeon Pro de 8GB. En segundo lugar tenemos un iMac 5K de 2019 con un i9 de 8 núcleos a 3.6Ghz, 40GB de RAM y una Radeon ProX de 8GB. Es de destacar que ambos ordenadores tienen gráfica dedicada y los Mac Studio llevan chips Apple Silicon con todo integrado. Para los que estáis más familiarizados con Nvidia, la AMD 580 es parecida a una GTX 1060 o, en ocasiones, algo inferior a una 1070, ya que con Metal la GPU de AMD es muy eficaz. El Mac Studio Max es el base de 10 nucleos de CPU, con la GPU ampliada a 32 núcleos, 32GB de RAM y 1TB de almacenamiento interno. Un equipo que cuesta unos 2.800€. El Ultra es el base sin modificar, con la CPU de 20 núcleos, GPU de 48, 64GB de RAM y 1TB de almacenamiento, unos 4.600€. Hemos optado por estas dos configuraciones porque nos parecen las más equilibradas en cuanto a rendimiento vs. precio.
Para realizar las pruebas hemos usado la última beta pública disponible de DaVinci Resolve Studio 18. Es un programa que funciona especialmente bien con M1 y su rendimiento con Intel y AMD en Metal está más que probado. Hemos hecho tests de reproducción donde las GPUs son determinantes y otro tipo de exportaciones donde la CPU tiene un papel más importante. El resultado es prácticamente el esperado, con algunas sorpresas. Si tomamos el i7 como base, en reproducción el i9 es ligeramente más lento, alrededor de un 10%. Sospechamos que es por la frecuencia superior del i7, ya que la gráfica es prácticamente la misma. Si hablamos de los Mac Studio, el Max es algo más del doble de rápido que el i7 y el Ultra algo más del triple. Es decir, el Ultra no es el doble de rápido que el Max, aunque recordemos que el modelo de Max que hemos probado tiene gráfica de 32 núcleos. Una ampliación que, como veis, es bastante eficaz y cuesta «solo» 230€.
En cuanto a las exportaciones, el Render a H265 10 bits es también algo más rápido en el i7 que en el i9 y los Mac Studio se disparan, casi 4 veces más rápido el Ultra que el iMac i7 y mas del doble el Max. Para probar la CPU exportamos EXR con compresión ZIP y en este caso los 8 núcleos del iMac 5K i9 se notan. Al Max le lleva como la mitad y el Ultra emplea 3.7 veces menos tiempo en terminar el trabajo que el i7. En definitiva. Los Mac Studio son entre 2 y 4 veces más rápidos con Resolve que los iMac 5K. Esta diferencia en el día a día es muy sustancial, podemos hacer play en tiempo real de proyectos que en los Intel iban a 10 o 12 fps o exportar en 1 hora renders que con los iMac nos llevaban una media de entre 2 y 4. Muchas veces, la diferencia entre poder irte a casa a tu hora o tener que pasar la tarde esperando a que termine un render.
Pero, además del rendimiento bruto, los Mac Studio tienen algunas cosas muy de agradecer en el entorno audiovisual. Obviamente su tamaño, con la misma área que un Mac Mini aunque más del doble de alto, caben en casi cualquier escritorio. Son equipos muy silenciosos, muchísimo más que los iMac 5K, que tienden a soplar con ganas en cuanto les exigimos. Para nosotros esto es una de las cosas que más aprecias en el día a día. Por otro lado, la incorporación por defecto de un puerto Ethernet 10 Base-T es esencial en entornos de vídeo con trabajo compartido. Hemos probado esta conexión 10GbE consiguiendo una media de lectura/escritura de entre 800 y 950MB/s, velocidad más que suficiente para mover cualquier tipo de bruto de cámara. Cada vez hay más NAS con estas conexiones y los recientes Blackmagic Cloud Store empujarán sin duda estos entornos, mucho más flexibles que los discos duros Thunderbolt o USB cuando se trata de compartir materiales. Hablando de puertos, tienen un razonable número de Thunderbolt y USB-C incluso para los usuarios más cacharreros. Por supuesto, la conexión HDMI 2.0 podría haber sido 2.1, pero nos será muy útil en cualquier caso. El almacenamiento interno es ridículamente rápido, superando los 5GB por segundo y el lector de tarjetas SDXC frontal muy cómodo y accesible, no como en los iMac. Además tenemos los procesadores Neural Engine y los motores de codificación por hardware para vídeo, que brillan especialmente cuando trabajamos con ProRes. Con el codec de Apple te puedes aburrir de poner capas 4K en Final Cut Pro o en Resolve y nunca tosen, aunque nosotros hemos preferido probarlos con archivos mucho más duros de procesar.

Si hablamos de lo que menos nos gusta, por supuesto la nula capacidad de expansión interna una vez comprado es el mayor handicap. Si no aciertas con la configuración la cosa no tiene remedio ni a corto ni a largo plazo. Nosotros somos muy prudentes a la hora de elegir la cantidad de RAM y almacenamiento cuando se trata de pagar los precios de Apple, pero creemos que 32GB de RAM para el Max y 64 para el Ultra son óptimos para el 95% de ocasiones. Con los 32GB de RAM no hemos visto swap ni en situaciones complejas ya que el uso de la memoria unificada de los M1 es espectacular. Obviamente programas devoradores de RAM como After Effects van a usar toda la que tengan disponible, pero lo normal es que no haga falta ampliar a la hora de comprar. Además, teniendo en cuenta la velocidad extrema del almacenamiento de Apple, el swap es mucho más eficaz que en los tiempos de los discos duros mecánicos.
Como os decíamos al principio, el complemento que Apple propone para el Mac Studio es el nuevo Studio Display 5K de 27 pulgadas. Con un diseño basado en su hermano mayor, el Pro Display XDR, el nuevo monitor de Apple parte de los 1.779€ y se puede ir hasta los 2.489€ si le añadimos el soporte con inclinación y altura ajustables y el vidrio nanotexturizado antirreflejos. Por tanto, parece un monitor caro para lo que ofrece en pleno 2022 y este sería su principal problema.
En primer lugar el monitor es realmente elegante, hemos probado la versión con el soporte ajustable, su uso es cómodo y se siente muy muy sólido, cosa en la que suelen fallar la mayoría de monitores de otras marcas. Tras unos días podemos decir que este puede ser su principal fuerte, la construcción está muy por encima de la media de monitores, incluso los más caros orientados a la corrección de color suelen ser fundamentalmente de plástico.
Lleva una cámara ultra angular de 12 megapixels con la opción de encuadre centrado que tira de un chip A13. Es luminosa pero tiene un efecto de posterización muy acusado debido a la ampliación y al sobre-proceso de imagen que esperemos se solucione con futuras actualizaciones de software. Cuenta con sonido envolvente y es compatible con Dolby Atmos. Sus 6 altavoces suenan genial para un monitor, con graves profundos y precisos y un volumen más que suficiente para trabajar en edición. También lleva 3 micros muy eficaces en vídeollamadas, con eliminación de ruido de fondo. Por último, cuenta con 3 puertos USB-C además del Thunderbolt con carga de dispositivos de hasta 96W.
Pero vamos a lo fundamental en un monitor, que por supuesto es cómo se ve. La comparación más sencilla es con las conocidísimas pantallas de los iMac 5K, cuya resolución y tecnología comparten. La primera impresión es que el brillo del Studio Display es superior y el contraste mejor. Sobre el papel alcanza los 600 nits, pero el propio tone mapping del macOS evita el clipping cuando rebasamos esa luminancia, lo cual es peligroso si estamos haciendo color en HDR. Esperamos que esta sea una cuestión que pueda controlarse por software. No hay blooming ni light leak destacable y el color es uniforme, pero en general la sensación es muy parecida a la de los iMac 5K. Además, gracias a que la pantalla viene muy bien calibrada de fábrica, nada más enchufarlo a un iMac la colorimetría es sorprendentemente similar. Muchos habréis conectado un segundo monitor a un iMac y lo normal es que haya que tocar todo para que se acabe pareciendo a la pantalla 5K. En este caso no hace falta hacer nada.
Esta es su principal ventaja y también su talón de Aquiles: hay que fiarse. Es decir, se pueden configurar parámetros como el espacio de color o el punto blanco, pero todo vía macOS. El Studio Display no tiene un solo control en la pantalla y carece de conexiones HDMI o SDI para conectarlo a dispositivos I/O, por lo que todo el control pasa por el sistema operativo. Por eso es un monitor ideal para el que no quiere complicarse, lo conectas a un MacBook Pro o un Mac Studio y te olvidas, se va a ver bien. Pero si quieres hacer corrección de color y necesitas tener un control manual de la calibración o conectarlo a una Ultrastudio, por ejemplo, no es el monitor que buscas. En nuestra opinión está orientado a editores de vídeo, grafistas, diseñadores y creadores de contenido en general. Es muy Apple para lo bueno y para lo malo ya que la gestión es bastante opaca. Estamos seguros de que si valiera 500€ menos lo venderían como rosquillas, pero a este precio no estamos seguros de su futuro comercial. Eso sí, si haces la inversión, viendo como está construido, vas a tener monitor para muchos años. Otra cosa es que por este precio hubiéramos querido un monitor con una tecnología mucho más moderna, como la XDR de su hermano mayor o de los nuevos MacBook Pro. Al final, la ciencia detrás de la pantalla del Studio Display lleva en su versión 5K más de 5 años en el mercado.
Estamos convencidos de que el futuro de los Mac en entornos creativos está asegurado en los próximos años puesto que la migración a Apple Silicon está siendo menos dolorosa de lo esperado y las nuevas máquinas encajan bien en este mercado. Por último, queremos dar las gracias a Víctor García por ayudarnos con las pruebas.