Hace algunas semanas, Blackmagic Design lanzó tres sistemas de almacenamiento compartido destinados a cubrir un amplio espectro de usuarios. El modelo más ambicioso es el Blackmagic Cloud Store, con un precio que parte de algo menos de 10.000€ para los 20 Terabytes de almacenamiento flash y que puede llegar hasta 320 TB. Cuenta con 4 puertos 10 Gigabit Ethernet y comparte con sus hermanos menores opciones de sincronización con varios servicios en la nube. El más pequeño de la familia es el Blackmagic Cloud Pod, la versión sin almacenamiento interno que apenas cuesta 400€, lleva una conexión 10 Gigabit Ethernet y está pensado para convertir en almacenamiento compartido cualquier disco USB-C.

Durante unos días hemos tenido la oportunidad de probar el modelo intermedio, al que han bautizado como Blackmagic Cloud Store Mini. Este equipo cuenta con almacenamiento en estado sólido de 8 Terabytes en cuatro tarjetas de memoria M.2 configuradas en RAID 0, un puerto 10 GbE y otro Gigabit Ethernet. Lleva además dos puertos USB-C para conectar ordenadores directamente, opción muy útil para trabajar con equipos sin Ethernet, como los últimos portátiles de Apple. Incorpora un conector de 12 voltios para alimentarlo con baterías y un puerto HDMI de control. Su precio es de unos 3.000€. (Editado: En marzo de 2023 Blackmagic redujo los precios de su gama Cloud Store)

Lo primero que tenemos que ver es para que sirven estos dispositivos y a que tipo de usuarios están orientados. Los Blackmagic Cloud son NAS especialmente pensados para trabajar en posproducción. Como cualquier Network Attached Storage, ofrecen una conexión vía protocolo de RED (en este caso SMB) y su principal característica son las conexiones 10GbE y un almacenamiento muy rápido. Esto permite que varios usuarios se conecten al mismo recurso de red de forma simultánea y compartan materiales, tales como brutos de cámara, grafismos, archivos de audio e incluso proyectos. Por supuesto estos sistemas son independientes del sistema operativo y pueden funcionar con cualquier aplicación.
Las conexiones 10GbE se han ido popularizando en los últimos años y ofrecen una transferencia que puede llegar a los 1.000 Megabytes por segundo, velocidad suficiente para mover casi cualquier archivo de los que se emplean en posproducción. Este puerto se puede encontrar por defecto en los iMac Pro, Mac Studio, últimos Mac Pro y también como opción personalizable en algunos iMac y Mac mini. Además existen adaptadores Thunderbolt a 10 GbE, lo que hace que este tipo de redes se puedan montar con un coste relativamente económico, sobre todo comparado con soluciones tipo SAN. En el entorno Windows/Linux hay gran variedad de tarjetas PCI 10 GbE que permiten incorporar este puerto a cualquier workstation por poco dinero.

El otro elemento que necesitamos para sacar todo el partido a estos equipo es un switch 10 GbE. Nosotros vamos a usar uno de QNAP, pero hay muchos fabricantes que cubren cualquier requerimiento. Es cierto que con el modelo grande no seria estrictamente necesario ya que cuenta con 4 puertos de red, pero en cualquier caso un switch amplia las posibilidades y facilita la configuración.

Hay que decir que todos los sistemas de almacenamiento Blackmagic Cloud cuentan también con un puerto Gigabit, pero creemos que este tipo de red se queda muy corta cuando conectamos varios equipos, así que nos centraremos en la de 10 Gigabit. Aunque el Gigabit puede resultar útil cuando no necesitamos transferencias totales superiores a 100 MB/s.

Una vez montada la red, la configuración del Blackmagic Store Mini es realmente sencilla. Se conecta al switch y automáticamente aparece en nuestra red ya que por defecto funciona vía DHCP. Simplemente tenemos que conectarnos como invitados y el disco se monta en el escritorio. Esta operación se puede repetir con cada uno de los equipos conectados al switch. Nosotros vamos a usar un Mac Studio y un iMac con un adaptador Thunderbolt de QNAP. Para acceder a algunas funciones con la aplicación de control es necesario conectar el sistema por USB-C, pero tras la primera vez podemos configurarlo para que todo se pueda hacer a través de IP con la aplicación de Blackmagic, disponible para Windows y macOS.

En las primeras pruebas de transferencia los resultados son los esperados. Un solo Mac escribe y lee a velocidades en torno a 900 MB/s. Curiosamente, el resultado es ligeramente más rápido con el iMac i7 y el adaptador que con la conexión directa 10 GbE del Mac Studio. Cuando se trata de leer y escribir de forma simultánea con los dos equipos, la transferencia es algo menos estable pero se alcanzan picos entre ambos parecidos a los de uno solo. Durante las pruebas el Mini se ha mantenido silencioso y no se ha calentado demasiado.

Hay que tener en cuenta que la limitación de transferencia está en el protocolo SMB sobre 10 GbE, puesto que las memorias internas serían capaces de producir resultados muy superiores. En el modelo grande, que cuenta con cuatro puertos Gigabit en lugar de uno, estamos seguros de que el trabajo con varios equipos de forma simultánea será más eficaz. Todos los modelos de Blackmagic Cloud cuentan con un puerto HDMI que permite monitorizar el estado del almacenamiento, así como la transferencia y los usuarios.

Otra característica destacada de todos los Blackmagic Cloud es que pueden sincronizar archivos tanto en Dropbox como en Google Drive, cuya configuración es muy sencilla gracias a la aplicación de Blackmagic y la sincronización muy rápida, aunque por supuesto depende de la conexión a internet. Esto permite una buena cantidad de funciones, la más obvia es la copia de seguridad automática en la nube, que se puede configurar para todo el dispositivo o para carpetas determinadas. Pero la opción más potente es el trabajo con varias unidades de Blackmagic Cloud en localizaciones remotas. Es posible que varios equipos de trabajo compartan materiales y que todos estén disponibles en sus respectivos Blackmagic Cloud. Por ejemplo, un equipo descarga una tarjeta en su dispositivo, éste lo copia automáticamente en Dropbox o Google Drive y los otros dispositivos remotos lo descargan, también de forma automática.

En un momento en el que el trabajo remoto está tan a la orden del día, esta simplicidad es maravillosa, sobre todo teniendo en cuenta que también podemos albergar proyectos y todo tipo de materiales. En el caso de DaVinci Resolve podemos combinar este almacenamiento compartido con el servicio Blackmagic Cloud de proyectos, el servidor en la nube que permite que todos los usuarios dispongan de un proyecto actualizado en cada momento.

La mayor decepción del Mini es que los puertos USB-C no sirven para conectar discos externos, lo cual nos permitiría ampliar fácilmente la capacidad aunque fuera sacrificando el rendimiento. Curiosamente, los puertos del modelo Pod y la versión grande están pensados para enchufar discos, pero en el Mini solo sirven para conectar ordenadores. Desconocemos si BMD podrá cambiar esto por software en el futuro, pero sería muy de agradecer. Y también sería muy positivo que estos equipos permitieran albergar el servidor de bases de datos de proyectos de DaVinci Resolve. Blackmagic ofrece su propia Cloud de pago con este fin, pero hay muchas empresas que no tienen las estaciones de trabajo conectadas a internet por motivos de seguridad, lo que obliga a tener un servidor en ProsgreSQL LAN para este fin.
En definitiva, un equipo de alto rendimiento para entornos de trabajo compartido, en el que destacan la facilidad de uso y la rapidez. La completa familia de dispositivos está pensada para poder dar servicio a pequeños grupos de trabajo así como a empresas medianas con bastantes ordenadores trabajando a velocidades considerables.