A estas alturas sobra decir que el nuevo Final Cut Pro X no tiene nada que ver con las versiones anteriores, excepto por el nombre. Son muchas cosas las que se han cambiado, sobre todo en cuanto a su manejo: el concepto de Timeline con diferentes pistas ha desaparecido, el Timeline magnético nos descoloca continuamente, desaparecen el Viewer y las secuencias, las cosas están en lugares diferentes, etc. En definitiva, un Final Cut Pro simplificado al máximo, con un cambio radical de rumbo y filosofía respecto a lo que hasta ahora conocíamos para editar vídeo, tanto en el ámbito doméstico como en el profesional, lo que está provocando monumentales críticas y revuelo especialmente a estos últimos, justo en el momento en el que Final Cut Pro estaba en el Top 1 de todo, en primera línea en la mayoría de productoras y grandes compañías.
Lo que quizá no nos habíamos preguntado aún es por qué; por qué un cambio tan radical en su filosofía y por qué la supresión de tantas funciones y herramientas. El pretexto de que lo hayan reprogramado desde cero para 64 bits y en Cocoa no es razón suficiente para querer cambiar los hábitos de tantos usuarios que desde hace años utilizamos ésta u otras aplicaciones de edición no lineal. La razón tenía que ser otra: captar a nuevos usuarios, futuros editores que ni han oído hablar de celuloide, claquetas, cintas, pistas y mucho menos de moviolas; y, dicho sea de paso, ni falta que les hace. Están emergiendo diferentes tipos de usuarios que demandan herramientas de edición pensadas para ellos: por ejemplo, los autodidactas, entusiastas con inquietudes creativas que lo quieren hacer todo y cuanto antes. Están presentes en todos los ámbitos, seguramente provistos de una cámara económica pero de altas prestaciones y cuyo máximo objetivo no va más allá de colocar su pieza en Vimeo, YouTube o Facebook. Ese usuario es uno de los prioritarios de Apple, consciente de que hay todo un ejército que da ese perfil. Para ellos, el nuevo Final Cut Pro X les da todo lo que necesitan.

¿Profesionales?, puede que hoy no, pero sin duda futuros aspirantes a serlo por mera selección natural, al tiempo que el contenido y los medios online cada vez se van profesionalizando más. ¿Dónde estará lo profesional?, ¿hacia dónde van los medios?. Los que hacemos televisión, cine o publicidad ¿nos atribuimos el término «profesional» solo para nosotros?. Las industrias cambian, las profesiones también. La industria audiovisual, como tantas, está cambiando en favor del modelo online, y no sólo cambiando, sino creciendo. Se hacen más vídeos para Vimeo o YouTube en un día que películas de cine en todo un año.
Otro usuario necesitado de herramientas fáciles y modernas para editar vídeo es el periodista digital. Hoy nos resulta familiar y común que las webs de cualquier medio de prensa online alberguen vídeos en forma de reportajes, especiales, noticias, opiniones, etc. Las editoriales no contratan a productoras o freelances para hacer estas piezas, sino que forman a sus redactores o periodistas para que sean ellos quienes las elaboren. A ellos también Final Cut Pro X se lo pondrá muy fácil. En las facultades de Periodismo alguien debería ir instalando hileras de iMacs con Final Cut Pro X.

Hablando de editoriales, estoy convencido de que el siguiente gran paso para el desembarco de lo audiovisual van a ser los centros escolares. Los chavales muy pronto dejarán de ir cargados con mochilas llenas de libros, a cambio de una tableta, portátil o el cachivache que toque en cada momento, igual que su profesor. Ya son numerosos los colegios que usan pizarras digitales y se dan clases con apoyo de proyecciones de vídeo que ayudan en la docencia porque es un lenguaje que los críos digieren mucho mejor que cualquier lectura o charla. Otro lugar para Final Cut Pro X, y otro lugar para más «profesionales».

Durante casi 10 años dando cursos de Final Cut Pro, he visto cómo han aumentado y mucho los alumnos de todos esos perfiles, que se marean simplemente por abrir las preferencias, al hablarles de progresivo, entrelazado, anamórfico, codecs, magnetos, tarjetas, timecode, etc… ellos sólo quieren montar un vídeo, nada más. Yo hasta hace poco me excusaba en que Final Cut Pro se llama «pro» por algo, y que tenían que estar preparados. Creo que a partir de ahora tendré que cambiar el discurso y ser yo quien se prepare.
Sobre nosotros, los «actuales profesionales», señores de la televisión, el cine y la publicidad (excluyo a reportaje social y otros, que hoy ya terminan en DVD o Blu-ray), desde hace cinco años prácticamente solo aparecen cámaras que almacenan las imágenes en discos o tarjetas. Poquito a poco las cadenas de televisión están digitalizando o almacenando su archivo en discos duros, ¿qué sentido tiene seguir pensando en cintas, espacio para almacenarlas, magnetos, cables, tortuosas configuraciones, etc?. De acuerdo, hoy es lo que tenemos, pero todos sabemos que es cuestión de tiempo, más aún con la implantación definitiva de la TDT, que las cadenas pidan como master de emisión un archivo QuickTime o similar en lugar de una cinta, como ya sucede en diversas cadenas. En cine, «tres cuartos de lo mismo», el porcentaje de salas que proyectan en digital crece exponencialmente a medida que pasan los meses, se ruedan cada vez más películas en digital y se finalizan en digital. Sí, en estas dos industrias existen profesionales y profesiones bien diferenciadas (edición, efectos, etalonaje, sonido, etc), y de ahí la necesidad de establecer flujos de trabajo que faciliten el intercambio de proyectos entre unos sistemas y otros, como las EDLs, XMLs, OMFs, etc, y por aquí están llegando la mayoría de cabreos, más que lógicos. No se concibe cómo es posible que nos hayan quitado todas esas cosas, cosas que ya teníamos, por no hablar del multicámara. Cabreante, sin duda, pero Apple ha demostrado que su prioridad estaba en otro lugar, donde están o van a estar las grandes ventas, y dice que irán incorporando algunas de esas cosas poquito a poco. Uno se pregunta entonces porqué no han esperado entonces a tenerlo listo, qué prisa tenían.

Final Cut Pro X está hecho para profesionales, sí, pero los profesionales que vienen. A los que estamos ahora en el mercado pro nos toca tragar, emberrincharnos, prepararnos y conformarnos en lo que ellos mismos nos han dicho: habrá muchas actualizaciones durante los próximos tiempos, así que es buen momento para demandarles todo lo que necesitemos y recordarles que existimos. Os recuerdo que hace seis meses estábamos temblando muchos porque pensábamos que Apple se había olvidado de Final Cut Pro centrándose en vender música, iPhones y iPads. A mí al menos me tranquiliza que esto siga adelante, tenemos la posibilidad de tener instalados simultáneamente FCP 7 y FCP X, así estaremos preparados antes que cualquier usuario de Avid o Premiere ante lo que viene.
Mi consejo es que quien pueda lo instale, vaya jugueteando con él, al tiempo que mantiene instalada la versión anterior, para dar salida a proyectos actuales y anteriores, y a medida que vaya pudiendo, lanzarse a hacer trabajos reales con él. Van a ser unos meses largos de transición, de hacer artesanía inconcebible hoy para volcar a cinta, intercambio de proyectos, etc, pero saldremos adelante. Final Cut Pro X es una herramienta potente, con ventajas incontestables como el precio, la inmediatez del resultado, la organización del material y la simplicidad de uso. Apple de nuevo ha querido llegar antes que nadie, tomando un tiempo de ventaja. Creo que Final Cut Pro X ha venido para quedarse y los tópicos en estos casos son los más socorridos, os los ahorro porque ya los conocéis de sobra, a por ello.
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